Murió un ex decano de la Facultad de Derecho.(Mario Kestelboim)

Murió un ex decano de la Facultad de Derecho.(Mario Kestelboim)

 

 

Días pasados  (27-11-22) se publicó en los medios la muerte del Dr. Kestelboim quien era el Defensor General de la Ciudad de Buenos Aires y había sido decano interventor en la Facultad de Derecho (UBA) cuando asumió la presidencia del país el Dr. Cámpora.

No se conoce cuál era su pensamiento a la época del fallecimiento, estas líneas no están destinadas a atacar alguien qué ya no está entre nosotros, sino a recordar la verdad histórica. Las notas de despedida, donde se destacaban sus virtudes como funcionario, no informaron su actuación como decano en derecho.

Quienes dábamos clases en la Facultad, cuando el triunfo de Cámpora, (mayo 1973) vimos una patota de 150 personas que vociferaban por los pasillos: “Atención. Atención. Se viene un montonero que se llama Kestelboim”, está horda arrasó con todo y convirtió  la sala de profesores en un campamento, donde incluso pernoctaban.

A partir de la toma, los grupos violentos se dirigían a las aulas, donde los profesores daban clase, interrumpiendolos con gritos, insultos y empujones, para excluirlos de las cátedras.

Quienes revistabamos como  profesores de  Economía Política consultamos con el titular, Dr. Walther Beveraggi Allende, quién pidió resistir, a este efecto, convocó a toda su cátedra, profesores y alumnos para una clase que estaría a su cargo, en un aula grande, que permitiría la concurrencia de las distintas comisiones de su cátedra y también la de aquellos que rechazaban la gritería y los empujones como forma de gobierno de la Facultad.

Beveraggi había sufrido torturas  y exilio en el primer gobierno de Perón, habiéndose radicado, en Estados Unidos, conviene recordar que era egresado de la Universidad de Harvard, con una tesis publicada por el Fondo de Cultura Económica de México.

La clase del profesor Beveraggi fue un éxito, el estudiantado no estaba de acuerdo con la metodología de los gritos, los empujones y la toma de la Facultad.

El Dr. Kestelboim, no contento con que el profesor Beveraggi continuará a cargo de su cátedra, ideó un expediente burocrático para apartarlo, redactaron en el decanato una supuesta denuncia, en la cual se recordaba que el gobierno peronista lo había tildado de traidor a la patria y le había quitado la ciudadanía argentina por una ley del Congreso, único extraño caso.

El decano Kestelboim corrió vista de la denuncia al Dr. Beveraggi, para poder eliminarlo de la cátedra, se dio traslado de un texto con algunos garabatos que pretendían ser firmas.

El Dr. Beveraggi rechazó la vista,  no iba contestarla, hasta que se identificaran quienes lo habían denunciado, además, haberle corrido vista, sin haber comprobado la firmas implicaba, que el propio decano las había hecho suyas, por lo tanto, le pedía al decano que manifestara si ratificaba esta denuncia, y quedaba a la espera de respuesta para contestar los cargos que se le hacían.

Kestelboim decidió entonces qué siendo el Dr. Beveraggi un luchador de la causa popular, se había reivindicado de cualquier cargo que se le hubiera hecho y podía continuar en la cátedra.

El recuerdo de estos hechos ha sido para contribuir a la verdad histórica, no para atacar la memoria del recientemente fallecido Dr. Kestelboim, que posiblemente había abandonado las ideas, que lo llevaron a desempeñar ese decanato. El período camporista resultó efímero, porque al asumir el Gral. Perón, Kestelboim fue desplazado y su intervención como decano duró escasos meses.

Resulta doloroso observar qué los violentos del pasado, pasaron a ocupar cargos importantes en la administración pública, en cambio aquellos que combatieron la violencia e impidieron que un proyecto autoritario, negador de todos los derechos humanos, pudiera enseñorearse con el país, se encuentren actualmente en las cárceles, sujetos a procesos donde los principios del derecho, son olvidados o cruelmente mancillados, me estoy refiriendo aquellos militares, que obedeciendo órdenes, pusieron el pecho contra una guerrilla entrenada en muchos casos, en el extranjero, que ahora pagan el cumplimiento de su deber con una cárcel injusta y vejatoria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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