LA METODOLOGÍA FUNDAMENTAL DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL
De Francisco M Bosch
En su libro “El Nuevo Orden Mundial”, publicado en el año 2002, Francisco Miguel Bosch)[1] explicaba que el Nuevo Orden Mundial es, en el fondo, la expresión de la superación de la antinomia entre la variante socialista y la capitalista del ideologismo liberal igualitario, ambas originadas en el iluminismo nacido con fuerza en el siglo XVIII, el cual niega la naturaleza social del hombre y, por ende, imagina un contrato entre hombres anteriores a su incorporación a la sociedad.
El iluminismo es, así, la base doctrinal del pensamiento político contemporáneo.
La sociedad no es, pues, según esta concepción, más que un artilugio creado por hombres libres e iguales. Por ello la plena libertad y la plena igualdad debe ser el fin necesario al que tienda la política.
De dicha concepción, dice el autor, surgieron históricamente las dos vertientes que persiguieron aquel mismo doble fin: la variante comunista y la variante capitalista, ambas enfrentadas entre sí. Fin que no ha sido obtenido, obviamente, por ninguna de las dos.
Frente a lo cual ha surgido – explica – el Nuevo Orden Mundial (NOM) como expresión de superación de la antinomia “derecha/izquierda” tendientes ambas al mismo fin aunque por distintas vías. Este NOM ha sido particularmente eficaz en el gran problema de armonizar la autoridad, es decir el mando de unos sobre otros, con el objetivo de la libertad individual. Por lo pronto, no hablando más de autoridad, aunque recurriendo con ingenio a ciertas fórmulas para evitar la anarquía que terminaría por destruirlo.
Tal lo que aconteció en nuestro país –asevera- con el denominado Proceso para la Reorganización Nacional: una represión concebida y ejecutada como simple expresión de un “estado de necesidad”, al margen por lo tanto de toda juridicidad. La anarquía anterior –afirma– no fue enfrentada mediante los principios del “buen orden” que legitimaban la represión, sino de manera clandestina para evitar entorpecer los postulados iluministas que se pregonaban. Por eso, asevera, “en homenaje al tabú de los Derechos Humanos (y a las hipócritas exigencias de la gran prensa, del gran capital, de la comunidad judicial, de una parte de la Iglesia Católica, de la opinión pública, etc.) se los violó en medida escandalosa.”
Sostiene el autor que en esta operación se emplean los poderes sociales que el nuevo orden ha sabido reclutar para sí, pregonando la reducción del Estado Nacional a su mínima expresión y trasladando al ámbito planetario sus energías, con vistas al futuro Gobierno Mundial. Se estima en esto que los Estados Nacionales serán siempre un obstáculo para el ejercicio de las libertades individuales concebidas con sujeción a los postulados derecho humanistas, es decir, de modo universal y abstracto.
Bosch observa el N.O.M, ha ido adaptando sus pasos dados de un modo atinado y progresivo, persiguiendo la paulatina eliminación de: 1) las naciones históricas; 2) la sociedad cristiana y 3) los hombres y mujeres tal como los conocíamos. Tres objetivos suscriptos sin reserva alguna por los acólitos del mundialismo que proponen la extinción de las naciones como ámbito político por antonomasia, la extinción del cristianismo – fundamentalmente en su versión católico romana – y las de los hombres y mujeres que tendrán que ser reemplazados por el “hombre nuevo”.
Mientras tanto, el gran problema de compatibilidad entre libertad total y autoridad imprescindible, el N.O.M lo soluciona despojando a los políticos nacionales (la autoridad) de poder verdadero y permitiéndoles la verborragia parlamentaria. Y, en cuanto a la libertad, impulsando la sociedad de consumo y convenciendo que la libertad consiste en gozar de esos bienes sin restricciones.
El libro explica en detalle cómo se ha formado y cómo actúa el N.O.M. para el cumplimiento de sus fines. Sosteniendo que lo que hoy vemos como paulatina extinción de los Estados nacionales en manos de organizaciones internacionales y como tremenda agresión anti cristiana y anti cultural, no es otra cosa que el cumplimiento de un plan debidamente orquestado con apoyo de la gran prensa.
Comentado por Carlos. L Bosch
[1] El Nuevo Orden Mundial – ¿Camino sin retorno?, ed. Theoría, octubre 2002.