NECESITAMOS HISTORIA MUCHO MAS QUE MEMORIA

NECESITAMOS HISTORIA MUCHO MAS QUE MEMORIA

Por Julio A. Cirino

 

Poco tiempo atrás leí un artículo del historiador Dr. Luis A. Romero titulado: “El mito de los 30.000 desaparecidos” que publicó el diario Los Andes.

Sin ánimo de pretender enmendarle la plana al Dr. Romero se me ocurrieron, como historiador, algunas reflexiones para compartir.

Su brillante párrafo sobre “el mito” (o mejor aún los mitos) y su lugar en toda cultura, se complementa con otro dedicado a la tarea del historiador, para concluir señalando que la cifra de 30.000 desaparecidos entraría en la categoría de “mito” y que el dato histórico arroja guarismos muy inferiores, sin disminuir un ápice la gravedad del tema.

Señala también el Dr. Romero que “…el mito de los 30.000 desaparecidos importante para el deber de memoria, entra en colisión con otro deber: la “verdad”…”

El inconveniente no es solo el uso de un “mito” sino sus consecuencias, que superan en mucho lo meramente “pedagógico” o demostrativo para incursionar en lo político, y lo que es peor aún en lo jurídico. ¿Es  justicia el juzgamiento de seres humanos en base a un mito?

Si la respuesta es afirmativa, incorporemos todos los mitos al repertorio jurídico, y la historia está llena de ellos; claro que tal cosa parecería algo muy poco prudente, pero entonces por qué avalar un mito en particular, si la metodología mitológica no parece la más adecuada?

Tal vez tengamos que volver a nuestra vieja maestra: la historia, la misma que estudiamos en la universidad.

La que es considerada una ciencia, la que tiene una metodología que le es característica, la que se hace con documentos, la que busca la perspectiva histórica, la que se diferencia claramente de la “noticia” y la crónica periodística, la que demanda colocar los hechos narrados en un contexto o “marco histórico” en el que sucedieron.

La historia no juzga, narra y busca metódicamente la verdad histórica, no se conforma con visiones unilaterales ni emite dogmas.

Posiblemente cuando nos referimos a estos temas sea junto con el Dr. Romero, Juan Bautista Yofre el historiador que más se aproxima en sus trabajos al historiador “científico”, el que documenta cada afirmación.

Tal vez no es aún llegado el momento de escribir esos capítulos de la historia argentina propios de los años 70 y muchos menos en base al dogma de santos y demonios, tal vez no tengamos aún el desapasionamiento que da la perspectiva histórica.

De lo que tengo pocas dudas es que la “memoria” como lo subjetivo, lo manipulable, lo selectivo, no parece ser la herramienta más adecuada para ser la piedra fundamental de una reconstrucción histórica que se precie de tal y que la búsqueda de la verdad va de la mano con la historia y difícilmente acepte otro compañero de ruta…

 

 

 

 

 

 

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