El costado ideológico y discriminatorio de los derechos humanos y la Corte Interamericana

EDITORIAL

 

El Estado de Derecho está vigente en el país.

Joaquín Morales Solá, en La Nación, 10/12/2017

 

¿Qué entenderá el Sr. Morales Solá por Estado de Derecho, escrito, además, con mayúsculas?

Es el problema con estos enunciados, que son la herencia del rancio liberalismo generador de las revoluciones de los siglos XVIII y XIX. Es que funcionan más bien como consignas o lemas, podría decirse incluso como órdenes y, a veces, hasta como dogmas. Con lo que concluyen sirviendo para cualquier desaguisado, desde la justificación ideológica de conductas aberrantes disfrazadas de derechos, hasta los paredones de fusilamientos.

Lo mismo pasa con los derechos humanos, que, parafraseando a Orwell, rigen solamente para los humanos que profesan o viven de cierta ideología – caso Avruj, por ejemplo -, porque ellos son mucho más humanos que otros.

Al respecto sobran las pruebas. Por ejemplo, conforme a la Convención Americana de Derechos Humanos, “persona es todo ser humano” y Todas las personas son iguales ante la ley”. Pero la Corte Interamericana, el organismo internacional llamado a reclamar a los Estados partes el cumplimiento de este principio fundamental, una vez más y sin disimulo muestra el costado ideológico con que mide a los seres humanos y sus derechos sustanciales en abierta violación a aquel principio que declama.

Con inusitada celeridad ha dado tratamiento a los reclamos formulados a favor de Milagro Sala, quien luce revolucionarios 53 años de edad y no ha llegado a dos años de detención, exigiéndole al Estado argentino que disponga de modo “inmediato” su prisión domiciliaria. Mientras tanto, la misma Corte ignora las numerosas denuncias presentadas hace años por la violación de los derechos humanos de quienes han sido imputados por los llamados delitos de lesa humanidad, a quienes jueces corruptos mantienen en la cárcel sin sentencia por más de 3 y hasta 10 años, denegando la prisión domiciliaria de ancianos y enfermos, con la abominable consecuencia del fallecimiento de más de 429 detenidos.

Nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, decidió cumplir la orden recibida de la Corte IDH y disponer la prisión domiciliaria de Sala. Claro que con una advertencia, no sea que se la tilde de contradictoria: señaló que este caso se diferencia del reciente fallo “Fontevecchia”. Allí desoyó a aquel organismo internacional en aras de la cosa juzgada, la seguridad jurídica y la soberanía, lo que poco y nada le importó en el fallo “Mazzeo” pues para el máximo tribunal argentino los imputados por los llamados delitos de lesa humanidad no merecen el amparo de los derechos fundamentales de los demás seres humanos. Como aquel dicho popular tengo estos principios pero si no le gustan aquí tengo otros.

Frente a esta execrable discriminación, la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia quiere hacer público su desprecio por estas entidades trans-nacionales, cuyos miembros no representan a los Estados, cuyas soberanías se ven avasalladas por la acción malévola de unos tinterillos disfrazados de jueces.

Todo esto, que no hace más que aumentar el descrédito de las decisiones de la Corte Interamericana, es sobrada razón para que el Estado argentino – o lo que queda de él – revise sus vínculos con el mal llamado sistema interamericano de derechos humanos.

Carlos Bosch                                       Alberto Solanet

Secretario                                             Presidente

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