Recientemente se ha publicado un libro titulado “La verdad los hará libres”. Se trata de un trabajo de investigación que la CEA encargó a la facultad de Teología de la UCA, acerca del papel que protagonizó el clero de la Iglesia Católica durante los violentos años 70
Apenas comenzada su lectura, en las primeras páginas del Tomo I, se advirtió que contiene una mentira que ha sido denunciada en una carta de lectores del diario La Nación del 19 de abril por el Dr. Marcelo Saint Jean y en la nota que los hijos del Grl Saint Jean, ex gobernador de la Pcia de Buenos Aires, han dirigida a la CEA, a sus autores y a la editorial Planeta. Se trata de la falsa atribución al Grl. de la siguiente frase: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos”.
Esta Asociación no puede con el silencio ser cómplice de una mentira y menos aún cuando ella proviene de un documento de esta naturaleza, por la autoridad y consecuente trascendencia de la palabra de quienes las suscriben.
El citado libro se ha hecho eco de una grave calumnia dirigida a un hombre que no pudo defenderse en vida de las imputaciones que se le formularon y sigue siendo repetida cobardemente después de su fallecimiento por fiscales y organizaciones que se dicen defensoras de los derechos humanos, y también por jueces ideologizados, en los procesos judiciales reabiertos en los que se investigan hechos ocurridos hace medio siglo.
Este doloroso descubrimiento, pone en tela de juicio el rigor científico de la investigación y de su producto respecto del que es legítimo sospechar que combina datos verídicos y falsos como el que aquí comentamos. No hay mentira más perniciosa que la que se esconde entre partes de verdades, y en nada colabora con la búsqueda de la reconciliación entre los argentinos que sus autores pretenden, según sus declaraciones.
Esperamos que la honestidad intelectual prime y la grandeza de quien sabe pedir perdón los inspire a dirigir la debida disculpa a la familia del Grl y a su memoria mansillada.
La investigación se centra en la posición que adoptó el clero frente al “Terrorismo de Estado”, conforme surge del subtítulo del 2do tomo “La Conferencia Episcopal Argentina y la Santa Sede frente al terrorismo de Estado 1976-1983”
Hubiera sido de toda justicia y un enorme aporte a la verdad que se predica en el título, que se hubiera encarado esa tarea abarcando con el mismo ímpetu el análisis de la posición que adoptaron también algunos integrantes del clero católico frente al terrorismo de las organizaciones guerrilleras que tantas víctimas se cobraron y que asolaron al país desde 1969 hasta 1980, reiterando su criminal osadía en la cobarde toma del Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de La Tablada en 1989, a seis años de la recuperación democrática, en la que participó activamente el sacerdote fray Antonio Puigjané.
Una larguísima serie de horrendos crímenes, asesinatos, secuestros extorsivos, tomas de cuarteles, comisarías y pueblos y atentados con bombas que han dejado miles de muertos, heridos y mutilados fueron cometidos durante más de diez años en Argentina, tanto en períodos constitucionales como de facto, por parte de las organizaciones terroristas guerrilleras en un período calificado como de “guerra revolucionaria” en la sentencia de la causa 13/84 seguida contra los Comandantes dictada por la Cámara Federal de Apelaciones.
Estas organizaciones fabricaron y colocaron artefactos explosivos, huella digital del terrorismo, causando un número extraordinario de víctimas en cuestión de minutos, con la finalidad de sembrar el pánico en la población civil y la muerte en forma inesperada y cobarde de personas indeterminadas. En la citada sentencia se señalaron 21.000 atentados cometidos por las organizaciones terroristas, 5.215 de los cuales correspondieron a atentados con explosivos.
Sus crímenes han sido largamente confesados en las publicaciones de “Montoneros”, del “Ejército Revolucionario del Pueblo” y del resto de las siniestras organizaciones criminales, y sus delitos descriptos además con detalles en más de 350 libros escritos por ex combatientes guerrilleros o recogiendo testimonios de éstos, que podrán ser consultados por quienes quieran conocer y difundir la verdad.
Jorge Masetti (hijo) hijo de un célebre revolucionario e «hijo de la revolución» (integrante del ERP en Argentina) en su obra “El furor y el delirio” dice: “…la revolución ha sido un pretexto para cometer las peores atrocidades quitándoles todo vestigio de culpabilidad. Nos escudábamos en la meta de la búsqueda de hacer el bien a la humanidad, meta que era una falacia, porque lo que contaba era la belleza estética de la acción. (…). Hoy puedo afirmar que por suerte no obtuvimos la victoria, porque de haber sido así, teniendo en cuenta nuestra formación y el grado de dependencia con Cuba, hubiéramos ahogado el continente en una barbarie generalizada: primero hubiéramos fusilado a los militares, después a los opositores y luego a los compañeros que se opusieran a nuestro autoritarismo y soy consciente de que hubiera actuado de esa forma”. Que ironía la similitud con la frase que falsamente se le adjudica al Grl Saint Jean.
En las últimas décadas el Estado ha emprendido una tarea de enjuiciamiento y castigo por violación a los derechos humanos exclusivamente contra los integrantes de las fuerzas legales del Estado y civiles en la lucha contra el terrorismo que desataron las organizaciones armadas declaradas ilegales por el gobierno constitucional de 1975, recortando la historia con un relato tergiversado de aquel pasado sangriento.
Es amargo ver en nuestros pastores repetir la asimetría con la que se implementó esa política de Estado mediante la que se recuerda y repara el daño sufrido por unas víctimas y se mantiene en el olvido a otras, las que padecieron el terrorismo de agrupaciones armadas revolucionarias. A ellas se les añade hoy el sufrimiento moral de la ignorancia deliberada a la que son sometidas ahora también en “La verdad los hará libres”
La investigación y revelación pública, objetiva e íntegra de los hechos históricos, de la verdad que nos hace libres, hubiera posibilitado algún grado de reparación moral a las víctimas de las fuerzas terroristas guerrilleras, ofrecido la oportunidad de una auténtica y completa autocrítica a sus victimarios o cómplices, a la sociedad conocer su pasado con objetividad a fin de crear anticuerpos que le aseguren que la tragedia no se repetirá y finalmente, facilitado un proceso de recomposición del equilibrio perdido y de cristiana reconciliación que al pueblo argentino tanto le urge.
Abrazamos la esperanza que así sea prontamente.